Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6
Mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 1 Corintios 1:24
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Colosenses 1:16
Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; Colosenses 1:16
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Apocalipsis 22:13
Hermanos, tendríamos que pensar en Jesucristo como Dios y como Juez de los vivos y los muertos. Segunda Clemente (150d.C.)
Que ninguno de entre todos los hijos de Adán sea llamado Dios por sí mismo, o proclamado Señor, lo hemos demostrado por las Escrituras; y que él solo entre todos los hombres de su tiempo sea proclamado Dios y Señor, siempre Rey, Unigénito y Verbo encarnado, por todos los profetas y Apóstoles y aun por el mismo Espíritu, es cosa que pueden ver todos aquellos que acepten un poco de la verdad. Ireneo (180 d.C.)
Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Isaías 53:2
Nuestro Señor Jesucristo, no vino en la pompa de arrogancia o de orgullo, aunque podría haberlo hecho, sino en humildad de corazón, según el Espíritu Santo habló, diciendo: Porque dijo: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Ya quién se ha revelado el brazo de Jehová? Lo anunciamos en su presencia. Era como un niño, como una raíz en tierra seca. No hay apariencia en Él, ni gloria. Y le contemplamos, y no había en Él apariencia ni hermosura, sino que su apariencia era humilde, inferior a la forma de los hombres. Era un hombre expuesto a azotes y trabajo, experimentado en quebrantos; porque su rostro estaba vuelto. Clemente de Roma (30-100 d.C.)
A nosotros nos ha revelado él cuanto por su gracia hemos entendido de las Escrituras, reconociendo que él es el primogénito de Dios anterior a todas las criaturas, y al mismo tiempo hijo de los patriarcas, pues se digna nacer hombre sin hermosura, sin honor y pasible, hecho carne de una virgen del linaje de los patriarcas. Justino Mártir (160 d.C.)
VER TAMBIÉN--
Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas. Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, los anillos, y los joyeles de las narices. Isaías 3:16-21
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos. 1 Pedro 3:3
Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; Apocalipsis 17:4
La maldad, extendiéndose continuamente, alanzó e inundó la raza humana; sólo un poco de semilla de justicia quedaba en ella. Porque, además, sobre la tierra tenían lugar uniones ilegítimas: los ángeles fornicaron con las hijas de los hombres, quienes dieron a luz unos hijos que por su enorme estatura fueron llamados gigantes. Los ángeles, entonces, dieron a sus esposas como regalo malignas enseñanzas. Les enseñaron la manera de obtener extractos de flores y plantas, tintes y pinturas, joyas y cosméticos… Y una vez desencadenadas tales cosas, el mal se expandió hasta desbordar, y la justicia disminuyó hasta casi desaparecer. Ireneo (180 d.C.)
VER TAMBIÉN--
Vestimenta
Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Juan 21:20
Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Juan 21:24
Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Apocalipsis 1:9
Después de Domiciano reinó un solo año, Nerva, quien, habiendo llamado a Juan de la isla de Patmos, le permitió habitar en Éfeso, siendo entonces el único superviviente de los doce discípulos, y habiendo escrito el Evangelio que lleva su nombre, alcanzó la gracia del martirio.
En efecto, Papías, obispo de Hierápolis, que fue testigo de vista, dice en el libro II de las Sentencias del Señor que fue muerto por los judíos, con lo que cumplió, juntamente con su hermano, la profecía que acerca de esto les hiciera el Señor y la confesión y aceptación por parte de ellos. Y fue así que habiéndoles dicho el Señor: ¿Pueden beber el cáliz que yo bebo?, y contestando ellos animosamente que sí y aceptando, replicó el Señor: Mi cáliz lo beberán, y con el bautismo con que he de bañarme yo, se bañaran ustedes también. Y con razón (sucedió como Papías cuenta); pues es imposible que Dios mienta.
Así lo afirma también el erudito Orígenes en su interpretación del Evangelio de Mateo, afirmando que Juan sufrió el martirio, dejando entender que recibió esta noticia de los sucesores de los Apóstoles. Y también el doctísimo Eusebio dice, en su Historia Eclesiástica (III, 1): "A Tomás le tocó en suerte la Partia, a Juan el Asia, donde, habiendo vivido, terminó su vida en Éfeso." Papías (120 d.C.)
No murió en la cuerda Judas, sino que sobrevivió por haberse soltado antes de ahogarse. Y esto ponen de manifiesto los Hechos de los Apóstoles: "Habiéndose hinchado, reventó por medio y se derramaron sus entrañas." Pero más claramente lo cuenta así Papías, discípulo de Juan, quien, en el libro IV de su Explicación de los discursos del Señor, dice de esta manera: "Como ejemplo grande de impiedad anduvo en este mundo Judas, quien llegó a hincharse de tal modo en su carne que no podía pasar ni siquiera por donde pasa fácilmente un carro; ni aun la sola mole de su cabeza. Porque dicen que los párpados de sus ojos se le hincharon de tal modo, que ni él podía absolutamente ver la luz, ni le era tampoco posible a ningún médico verle los ojos ni aun con el auxilio de un anteojo. A tal profundidad estaban de la superficie exterior. Sus partes vergonzosas dicen que aparecían más repugnantes y mayores que cuanto hay de indecoroso y que echaba por ellas de todo su cuerpo pus y gusanos para escarnio, sobre los propios excrementos. Y después de muchos tormentos y castigos, murió ?dicen? en un lugar de su propiedad, que quedó desierto y despoblado hasta el presente a causa del mal olor. Es más, hasta el día de hoy no puede nadie pasar cerca de aquel lugar si no se tapa las narices con las manos. Tan enorme fue la putrefacción que se derramó de su carne sobre la tierra. Papías (120 d.C.)
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Mateo 25:31-32
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. Juan 5:28-29
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:10-12
Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. Apocalipsis 21:12
Te acordarás, de noche y día, del día del juicio, y buscarás cada día las personas de los santos. Ya en el ministerio de la palabra, y caminando para consolar y meditando para salvar un alma por la palabra, ya ocupado en oficio manual, trabajarás para rescate de tus pecados. Bernabé (150 d.C.)
Sean discípulos de Dios, inquiriendo qué busca el Señor deustedes, y obrad de manera que seáis hallados en el día del juicio. Bernabé (150 d.C.)
Estén atentos, pues, hermanos, para que sus beneficios, que son muchos, no se vuelvan en juicio contra nosotros, si no andamos como es digno de El. Por tanto, es bueno que no nos apartemos de su voluntad. Clemente de Roma (30-100 d.C.)
Porque si nos desprendemos de estos goces y vencemos nuestra alma, rehusando dar satisfacción a sus concupiscencias, seremos partícipes de la misericordia de Jesús. Porque sabéis que el día del juicio está acercándose, como un horno encendido, y los poderes de los cielos se disolverán, y toda la tierra se derretirá como plomo en el fuego, y entonces se descubrirá el secreto y las obras ocultas de los hombres. Segunda Clemente (150d.C.)
Y los no creyentes verán su gloria y su poder, y se quedarán asombrados al ver el reino del mundo entregado a Jesús, y dirán: Ay de nosotros, porque Tú eras, y nosotros no te conocimos y no creímos en Ti; y no obedecimos a los presbíteros cuando nos hablaban de nuestra salvación. Y su gusano no morirá, y su fuego no se apagará, y serán hechos un ejemplo para toda carne. Está hablando del día del juicio, cuando los hombres verán a aquellos que, entre ustedes, han vivido vidas impías y han puesto por obra falsamente los mandamientos de Jesucristo. Pero los justos, habiendo obrado bien y sufrido tormentos y aborrecido los placeres del alma, cuando contemplen a los que han obrado mal y negado a Jesús con sus palabras y con sus hechos, cuando sean castigados con penosos tormentos en un fuego inextinguible, darán gloria a Dios, diciendo: Habrá esperanza para aquel que ha servido a Dios de todo corazón. Segunda Clemente (150d.C.)
Porque si Dios hubiera dado la recompensa de los justos inmediatamente, entonces nuestro entrenamiento habría sido un pago constante y sonante, no un entrenamiento en la piedad; porque no habríamos sido justos yendo en pos de lo que es piadoso, sino de las ganancias. Y por esta causa el juicio divino alcanza al espíritu que no es justo, y lo llena de cadenas. Segunda Clemente (150d.C.)
Si un hombre no se abstiene de la codicia será corrompido por la idolatría y será juzgado como uno de los gentiles que no conocen el juicio del Señor. ¡Cómo! ¿No saben que los santos juzgarán al mundo, según enseña Pablo? Policarpo (135 d.C.)
Policarpo dijo: «Tú me amenazas con fuego que arde un rato y después se apaga; pero no sabes nada del fuego del juicio futuro y del castigo eterno, que está reservado a los impíos. ¿Por qué te demoras? Haz lo que quieras.» Martirio de Policarpo (155 d.C.)
(Cristo) De nuevo vendrá en la gloria como Salvador de todos los que se salvan y como Juez de los que son juzgados, para enviar al fuego eterno a quienes desfiguran su verdad y desprecian a su Padre y su venida. Ireneo (180 d.C.)
¿Y cómo pueden decir que el Padre universal es sabio, si al mismo tiempo no es juez? Pues si es sabio, puede discernir. Ahora bien, discernir supone juzgar, y de juzgar se sigue el juicio con discernimiento justo; pues la justicia lleva al juicio, y cuando un juicio se hace con justicia, remite a la sabiduría. Ireneo (180 d.C.)
Anunció a un solo y único Señor, que en el tiempo de Noé envió el diluvio para castigar la desobediencia de los seres humanos, y en tiempo de Lot hizo llover fuego del cielo para castigar los muchos pecados de los sodomitas. De modo semejante en el día del juicio castigará la desobediencia y los pecados. Y dijo que ese día sería más tolerable para Sodoma y Gomorra que para la ciudad o casa que rechazare la palabra de sus Apóstoles: «Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso piensas alzarte hasta el cielo? Caerás hasta el infierno. Porque si en Sodoma se hubiesen hecho los milagros que en ti tuvieron lugar, aún duraría hasta el día de hoy. En verdad os digo: el día del juicio será más tolerable para los habitantes de Sodoma que para ustedes» Ireneo (180 d.C.)
El día del juicio universal será más tolerable para los habitantes de Sodoma que para quienes, habiendo visto los milagros que realizaba, no creyeron en él ni recibieron su doctrina. Porque, así como por su venida derramó mayor gracia sobre quienes creyeron en él y cumplieron su voluntad, de igual manera infligirá mayor castigo a quienes no creyeron; pues, siendo igualmente justo para todos, a quienes más dio, más exigirá (Lc 12,48). Cuando digo más, no me refiero a que haya dado a conocer a otro Padre, como de tantas maneras hemos probado; sino porque su venida derramó sobre el género humano una más abundante gracia del Padre. Ireneo (180 d.C.)
En cuanto a: No juzgará por sola opinión, ni acusará por solos rumores, sino que juzgará la causa del humilde y tendrá piedad del humilde de la tierra (Is 11,3-4), da a entender con mayor firmeza su divinidad. Pues juzgar imparcialmente y sin acepción de personas, sin honrar al ilustre y otorgando al pobre lo que merece en equidad e igualdad es conforme a la suprema y celeste justicia de Dios. Ireneo (180 d.C.)
Resucitado y subido al cielo, aguarda a la diestra del Padre el momento por Él fijado para juzgar a todos sus enemigos que a Él habían de ser sometidos. Los enemigos son todos los que fueron hallados en rebelión: ángeles, arcángeles, principados, tronos, que menosprecian la Verdad. David afirma aún: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos a tus pies (Sal 109,1). Aún más, David dice que subió al lugar de donde había bajado: Él sube de los últimos confines del cielo y su reposo alcanza el otro extremo del cielo. Señala después el juicio al decir: Ninguno se sustraerá a su ardor (Sal 18,7). Ireneo (180 d.C.)
Rogamos también por los emperadores, por sus ministros, por las potestades, por el estado del siglo, por la paz de todos y por la retardación del juicio final… Tertuliano (197 d.C.)
Nuestro Dios que una vez destinó día fijo para juzgar a los hombres cuando el mundo se acabare, no precipita anticipadamente el distinguir las personas antes que se acabe; que el discernir entre los méritos de las personas, es condición aneja al acto judicial. Tertuliano (197 d.C.)
Ciertamente que si la razón de la resurrección es para que todos asistan al juicio destinado, y allí oigan del juicio de Dios la final sentencia, será necesario se exhiba ó presente allí el mismo que obró para que de las obras buenas ó malas el mismo que las hizo dé la cuenta. Por esto han de presentarse también los cuerpos; que el alma sola sin materia, esto es, sin carne, no padece penas corporales, y porque si las almas han de ser juzgadas de las obras que hicieron con dependencia del cuerpo (que estando dentro del cuerpo se merece ó desmerece), es bien sea el cuerpo examinado del servicio que hizo al alma… Tertuliano (197 d.C.)
…después de mil años, durante los cuales se terminará la resurrección de los santos, que tendrá lugar con mayor o menor rapidez según hayan sida pocos o muchos sus méritos, seguirá la destrucción del mundo y la conflagración de todas las cosas. Entonces vendrá el juicio, y cambiados en un abrir y cerrar de ojos en sustancia angélica, es decir, revistiéndonos de un manto de incorruptibilidad, seremos transportados al reino celestial… Tertuliano (197 d.C.)
VER TAMBIÉN--
Muertos
Resurrección
Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; Mateo 5:33-34
Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. Mateo 5:37
Un soldado de la autoridad civil tiene que ser enseñado a no matar a ningún hombre y rehusar matar si se le ordena hacerlo, y también rehusar prestar el juramento. Si no está dispuesto a cumplir con esto, tiene que ser rechazado [para el bautismo]. Un comandante militar o un magistrado civil que se viste de púrpura tienen que renunciar o ser rechazado. Si un candidato para el bautismo o un creyente procura hacerse soldado, tiene que ser rechazado, porque ha despreciado a Dios… Hipólito (170-236 d.C.)
¿Cómo pudiera el que es fiel mostrarse infiel, exigiendo un juramento? . . .Porque ni siquiera él mismo jura, sino afirma por decir ‘sí’, o niega por decir ‘no’. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Nada tengo que decir contra el perjurar, ya que según nuestra ley ni juramos… Tertuliano (197 d.C.)
VER TAMBIÉN--
Sermón del monte
Volver al Índice del Diccionario de la iglesia primitiva