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Autor anónimo
Acerca de la ilustración en la portada:
Joriaen Simons (junto con otro fiel hermano), anabaptista y vendedor de libros, fue matado por los papistas en la ciudad de Haarlem, Países Bajos. Lo mataron en la hoguera el 26 de abril del año 1557. Las autoridades decidieron quemar sus libros en el lugar donde lo mataron. Pero hubo un alboroto, y ciertas personas de entre la muchedumbre agarraron los libros y los tiraron a los espectadores. De esta manera la verdad fue difundida aun más.
Introducción
Después de la época de los apóstoles, misioneros cristianos difundieron el evangelio de Cristo por toda Europa. Con el paso de los años, más y más europeos se convirtieron al cristianismo que se enseñaba en aquellas partes. Pero en muchos lugares de Europa, la verdad enseñada por Jesús había sido bastante cambiada.
Un cambio muy perjudicial se dio cuando Constantino, uno de los principales emperadores del Imperio Romano, hizo que el cristianismo fuera la nueva religión oficial del Imperio. Él hizo que personas que no habían recibido ningún cambio en su corazón se unieran a la nueva religión oficial.
Con el paso de los años, las Iglesias oficiales controlaron toda Europa. Dichas Iglesias cambiaron muchas de las enseñanzas de la palabra de Dios. La mayoría de los europeos, a pesar de llamarse cristianos, estaban sumidos en las tinieblas espirituales y no conocían la salvación en Cristo.
A principios del siglo XVI, en Alemania, se realizó otro gran cambio llamado la Reforma protestante. En dicho país, Martín Lutero (monje católico romano), mientras estudiaba la Biblia, descubrió que muchísimas de las enseñanzas de su Iglesia eran erradas. Puesto que quería ser más bíblico, quiso corregir algunas de las doctrinas falsas de la Iglesia. Pero nunca tuvo el valor de rectificar todo lo que se debía corregir. Entre otras doctrinas falsas, dejó intacta la del bautismo de infantes.
En aquel entonces, también había otras personas que estudiaban con diligencia la Biblia, buscando conocer a Cristo y su enseñanza. Ellos tomaron la firme decisión de seguir a Cristo y rechazar todas las enseñanzas falsas de la Iglesia Católica. En 1525, estos anabaptistas (así la gente les decía) fundaron su primera congregación en Suiza.
Con el paso del tiempo, surgieron congregaciones de los anabaptistas indefensos en todas las regiones de Alemania y los Países Bajos. Las Iglesias oficiales, tanto las protestantes como la católica, persiguieron a los anabaptistas y los mataron a sangre fría. Muchos de los anabaptistas murieron martirizados por su fe. Con frecuencia, escribieron cartas y otros escritos acerca de su fe en el Señor.
Muchos de los escritos de estos mártires fueron destruidos. Sin embargo, en 1562 apareció un nuevo libro, en holandés, una compilación de los escritos de los anabaptistas que fueron asesinados por las Iglesias oficiales. Este libro no ofrecía información alguna acerca del compilador ni de la publicadora. El título de este nuevo libro era Het Offer des Heeren (“El sacrificio del Señor”).
Este martirologio era un libro viviente, ya que tenía la poderosa capacidad de reproducirse por sí solo. Pudo, por así decirlo, engendrar hijos y aumentar su tamaño. Porque cuando los buscadores de la verdad leyeron este libro, siempre oyeron el llamado a convertirse en discípulos de Cristo. Al entregarse a Cristo y continuar su lectura del nuevo libro, recibían la fuerza para permanecer firmes ante la persecución, incluso hasta la muerte. Como resultado, llegó a haber más mártires… y más testimonios de mártires para agregarse a las ediciones posteriores del libro.
Ya para el año 1599, el Het Offer des Heeren había sido publicado por lo menos once veces. Desde esta fecha hasta el año 1660, este martirologio anabaptista apareció cuatro veces y con títulos y editores distintos. A pesar de que cada vez crecía en contenido, siempre incluía la mayoría del material inicial. Finalmente, en 1660, Thieleman J. van Braght, de Dortrecht, Países Bajos, presentó una gigantesca versión del libro hoy llamado, en inglés, Martyrs Mirror (“Espejo de los mártires”).
Hoy, casi 450 años después de la primera tirada de Het Offer des Heeren, usted tiene en sus manos nada más ni nada menos que la primera traducción al español de la primera edición de este importante martirologio anabaptista: El sacrificio del Señor.
En estas páginas se nos convence una vez más que la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Por medio de la fe, los fieles seguidores de Cristo cuyas palabras están registradas en este libro han logrado un buen testimonio. Si escuchamos atentamente al leer sus palabras, nos daremos cuenta de que ellos, a pasar de estar muertos, hablan todavía.
—James W. Lowry enero de 2010
Prefacio
Al amable lector le deseo salvación, comprensión y sabiduría.
No quiero ocultar, querido lector, que el Dios y Padre de gran misericordia, por su gracia infinita y su bondad, en estos postreros tiempos peligrosos, ha revelado a la conciencia de algunos a Cristo Jesús, subendito, único y eterno Hijo, que por tantos siglos no se cono
cía. Dios también ha despertado y llamado a una nueva vida santa a muchos que antes estaban arruinados en pecado e impiedad.Y a algunas ovejas pobres, infelices, descarriadas, dudosas, flacas y hambrientas, las ha rescatado de la boca de los pastores malos y de las garras de los lobos rapaces. Esto lo hizo por medio de la predicación de la palabra sanadora en el poder de su Santo Espíritu.Ahora las ha sacado de los pastos secos e infructuosos de las enseñanzas humanas y mandatos de hombres y las ha guiado a los prados verdes y fértiles de los montes de Israel. Además, las ha dejado al cuidado de su único y eterno pastor, Jesucristo, que las ha comprado con su preciosa sangre carmesí y las ha recibido y limpiado.
Y así todas las puertas del Hades se esfuerzan por detener a todos los que son lavados por la sangre del Cordero. El Cordero, que es inocente, pacífico e indefenso, es perseguido por la serpiente. No es que persigue a Cristo personalmente, sinoa sus miembros escogidos, que sonodiados, perseguidos ymatadosconespada, agua,fuego, etcétera.Así ha sido desde el principio, todavía es, y será, según lo que nos indica la Biblia. Esto será así hasta que el Cordero despreciado, desechado y deshonrado sea revelado de nuevo con gran honor y gloria. Ahora particularmente en nuestro tiempo la cruz de Cristo le ha elevado y revelado que él es sobre todos los que temen a Dios y son sus hijos, que son nacidos de nuevo en el hombre interior por la poderosa semilla de la santa palabra.
Así que nosotros creemos, estimado lector, que sería bueno juntar los testimonios, las cartas, y los testamentos que nos han dejado algunos de los hijos sacrificados de Dios (para consolar y fortalecer a todos los amantes de la verdad). Esto nos ayuda a observar y entender con cuanto poder Dios todavía obra en la vida de sus escogidos; y cómo Dios los consuela, fortalece y apoya en sus necesidades, de la misma manera que lo hizo con muchos en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Primero, cuando Abraham salió del país de su padre, Dios a menudo lo consolaba. Lot fue rescatado de la destrucción de Sodoma. Dios consoló a Jacob y le dio valor cuando huía de su hermano Esaú. Dios cambió el dolor de José en buena suerte y prosperidad. Cuando Moisés fue desterrado de Egipto y cuidaba ovejas, Dios lo consoló.
Dios fortaleció a Josué y le dijo: “No te dejaré, ni te desampararé”. Dios alimentó a Elías en el desierto cuando él huyó de Jezabel. Cuando Tobías y Sara oraron, fueron consolados por Dios. A los judíos en Betulia, que estaba sitiada por Holofernes, Dios los rescató de una manera muy maravillosa por medio de Judit. Dios protegió también de manera muy especial a los tres jóvenes en el horno candente. También Dios protegió a Daniel en el foso de los leones para que ellos no lo devoraran. Y Dios libró a Susana de gran desgracia y de la muerte. Dios sacó a los apóstoles de la prisión y libró a Pablo de peligro en el mar. Además, hay muchos ejemplos más que pudiéramos mencionar, pero no lo haremos por consideración de espacio.
Así, estimado lector, usted debe seguir el ejemplo de los que ya mencionamos, y debe decir con David: “No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí. Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste.” Además, Sirach dice: “Fíjense en lo que sucedió en otros tiempos: nadie que confiara en el Señor se vio decepcionado; nadie que lo honrara fielmente se vio abandonado”.
Por eso, querido lector, tema a su Dios con todo el corazón y con todo el alma; búsquelo con toda su fuerza, manténgase despierto noche y día. Acérquese al trono de la gracia para que el Padre pueda sostenerlo en sus manos paternales en medio de cualquier pena; y se digne estar con usted en todo problema y necesidad; y lo encamine con seguridad en su camino, palabra y verdad, para que su pie no tropiece en piedra. También para que en su fe, testimonio y vida no caiga y sea arruinado, sino que usted pueda guardar pura y sin mancha hasta ese día lo que se le ha encomendado, y para que usted, con todos los santos, pueda obtener la tierra prometida, la herencia, el reino, la vida y la corona. Que el Padre de misericordias le conceda eso a usted y a todos nosotros, por medio de su hijo Jesucristo, en el poder de su eterno y santo Espíritu, para su alabanza y gloria eterna, Amén.
Edición original en holandés: Het Offer des Heeren
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© 2010 Publicadora Lámpara y Luz Todos los derechos reservados Primera impresión 2010 Impreso en los Estados Unidos de América.
A no ser que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la Versión Reina-Valera© 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Usado con permiso.
Capítulos
IntroducciónEsteban y otros
Miguel Sattler y otros
Martirio de cuatro señoras
Cartas y confesiones escritas en la cárcel
Lenaert Plover y otros