Rasgos Egoísticos
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Rasgos de la vida egoísta Las siguientes son algunas de las características y manifestaciones de la vida egoísta. Sólo el Espíritu Santo puede interpretarlas y aplicarlas a tu propia vida. Mientras leas, examínate a ti mismo en la presencia de Dios. ¿Estás manifestando una vida egoísta? Esta se muestra como sigue: 1. Un espíritu de soberbia. ¿Albergues un sentimiento enaltecido porque has obtenido buen éxito o posición, o porque tienes buena educación o apariencia, o porque posees talentos naturales y habilidades? ¿Muestras un espíritu vanidoso y altivo? 2. Amor al elogio. ¿Tienes una secreta afición a ser observado, un deseo de supremacía? ¿Atraes la atención a ti mismo en las conversaciones? ¿Se inflama tu YO cuando tiene un tiempo para hablar u orar en presencia de otros? 3. Agitaciones de enojo. ¿Eres irritable y lo escondes llamándolo nerviosidad o indignación santa? ¿Tienes un espíritu hipersensible, una disposición a resentirte y a vengarse cuando eres desaprobado o contradicho? ¿Lanzas palabras agudas a otros? 4. Voluntad egoísta. ¿Muestras un espíritu contumaz y no enseñorable? ¿Arguyes? ¿Eres severo, sarcástico, impetuoso o exigente? ¿Te muestras inflexible y obstinado? ¿Posees una inclinación a criticar y a resaltar los defectos de otros cuando no te hacen caso o deciden algo en contra de tus decisiones? ¿Tienes un espíritu malhumorado que ama ser rogado y mimado? 5. Temor carnal. ¿Eres gobernado por un espíritu de temor a los hombres, el cual te hace retroceder de lo que es tu obligación? ¿Te excusas para no llevar la cruz? ¿Tienes temor de que tu compromiso con la justicia causará que piense menos de ti alguna prominente persona? ¿Comprometes tus principios para agradar a otros? 6. Envidia. ¿Abrigos un espíritu de envidia en tu corazón? ¿Guardas un sentimiento desagradable porque otros prosperan y tienen bien éxito? Cuando alguien es más talentoso o apreciado que tú, ¿estás listo para hablar de sus fracasos más bien que de sus virtudes? 7. Deshonestidad. ¿Evades o cubres la verdad? ¿Escondes o minimizas tus faltas reales y tratas de dejar una impresión de ti mismo que es más elevada de lo que es estrictamente verdad? ¿Muestras una falsa humildad? ¿Exageras, deformando la verdad? ¿Muestras una faz a una persona y lo opuesto a otra? 8. Incredulidad. ¿Muestras un espíritu de desánimo en tiempos de presión y oposición? ¿En tu corazón hay falta de descanso y confianza en Dios, una falta de fe arraigada? ¿Tienes una disposición a preocuparte y quejarte en medio del dolor, pobreza o pruebas que permite Dios? ¿Estás ansioso en medio de las situaciones difíciles que pueden no terminar bien? 9. Formalidad religiosa. ¿Eres indiferente por los perdidos? ¿Se caracteriza tu relación con Dios por sequedad e indiferencia? ¿Falta en tu vida poder espiritual? ¿Te encuentras regularmente con Dios? 10. Egoísmo. ¿Eres atraído por un amor a la comodidad, o abastecer tus apetitos y el continuo anhelo del placer temporal? ¿Fluctúan tus gozos y dolores alrededor de intereses personales? ¿Hay un anhelo profundo de dinero y posesiones mundanales? Estos son algunos de los rasgos que indican generalmente un corazón carnal. Mediante la oración, mantén abierto tu corazón ante la luz escudriñadora de Dios hasta que nada puede oculto. "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno." (Salmos 139:23,24) El Espíritu Santo hará posible para ti, a través de la confesión y de la fe, matar esta vida egoísta. No te excuses en esto, sino sé sincero contigo mismo. Nada te aprovecharé mejor. Oh, que yo sea salvo de mi mismo, querido Señor, Oh, que yo sea absorto en Ti, Oh, que puedo no ser más yo, Sino que Cristo vive en mí. "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí." (Salmos 51:10) --E.E.S. |