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UN ESTUDIO DEVOCIONAL DEL SERMÓN DEL MONTE

Por Guillermo McGrath

LECCIÓN IV

En el lugar secreto con Dios

“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.”

“Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”

“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”

“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”

“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Mientras que la última lección enfocaba en vivir el amor de Dios que mora en nosotros en relación con nuestros prójimos, ahora enfocamos en la manera de amar a Dios. Tres veces en Mateo 6.1-18 se nos enseña cómo atraer la atención de Dios padre que ve en lo secreto.

Como en las bienaventuranzas, uno que tiene hambre y sed de justicia será saciado; eso es con la conciencia de la presencia de Dios. Si tú purificas tu corazón de todo otro motivo, el puro de corazón verá a Dios.

Nuestra alma, la parte social del hombre, es demasiado propenso a introducir motivos bajos que estorban ver a Dios. Cristo rechazó la tentación de hacer actos espectaculares con tirarse del pináculo y así convencer a las multitudes. Este programa de representar religión para ser visto de los hombres, un programa de entretenimiento, impide nuestra comunión con Dios que ve en lo secreto.

El pecado de los hipócritas se revela en su nombre; hipócrita significa actor. Ellos hacen un papel para los aplausos de los hombres, no para tener comunión con Dios. Un actor siempre está fachendeando su obra en la plataforma. Pero los que juegan con religión para poder impresionar a hombres, no tienen galardón más allá de los aplausos vacíos de hombres. El santo dedicado quiere ver a Dios en vez de trompetear: “¡Mírame!”

Leonard Ravenhill, en su libro “America Is Too Young to Die”, (América está demasiado joven para morir), página 109, dice:

 

“Estoy seguro de que hemos ofendido a un Dios santo con arreglar reuniones evangelistas con efectos de Hollywood y con mujeres vestidas lujosamente, alumbrado de lujo, y costosos lugares de espectáculos a esta hora avanzada de la historia—para el Hombre que nació en un establo ... Los predicadores en los radios sugieren que no hay más avivamiento porque ellos no están en más emisoras de radio. Los predicadores mendigos en la televisión son como la sanguijuela de las Escrituras que dicen ‘dame, dame’. ¿Desde cuándo han mendigado los hombres para el dinero de Dios de diezmos de viudas y ofrendas para hacer canchas de tenis y dar lujo a alrededores mientras que la mitad del mundo padece hambre y las misiones en ultramar sufren falta de dinero?”

 

En vez de tanta piedad super-publicada, necesitamos volver a aprender el secreto del Salmo 25.14: “La comunión íntima da Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”. La búsqueda de los aplausos de hombres, “ser visto de los hombres”, es el motivo equivocado. Busquemos más bien ver a Dios y ser visto por él.

¡El humanismo ha invadido a las iglesias! Alejandro Magno, el antiguo apóstol del humanismo griego, tenía el sistema de edificar un redondel para deportes o gimnasios y un teatro en toda ciudad conquistada. Con estas dos instituciones, él jactaba de que podía helenizar cualquier cultura. Mientras que ambos los deportes profesionales y el drama eran definitivamente excluidos por la iglesia primitiva, ¡las iglesias de hoy los reciben a brazos abiertos!

Rechazando los principios y el programa de Cristo, los vendedores modernos de religión han inundado la radio, la televisión, y las películas con “¡atletas nacidos de nuevo, payasos ordenados, presentadores de discos y actores de títeres clericales!” ¡Los métodos mundanos solamente producen miembros mundanos a la iglesia!

El dibujo siguiente demuestra el hipócrita antiguo y moderno en su trabajo con su disfraz de religioso. Teatralmente está sonando la trompeta para publicar sus ejercicios piadosos. Su única recompensa, tristemente, será de hombres. Dios se encuentra en los lugares secretos, no en los mercados religiosos. La teatralidad mata la comunión con Dios. A los tres casos en Mateo 6.1-18 se podría llamar los tres secretos: limosna secreta, oración secreta, y ayuno secreto. Cada uno de éstos corresponde con una de las tres tentaciones: el ayuno físico para dominar el cuerpo, el dar limosna para dominar la codicia del alma y la oración para dominar la desgobernada tendencia del espíritu de adorar a otros dioses.

Ayunar en secreto controla la vida carnal y evita aparentar tristeza para llamar la atención de la multitud con nuestra auto-compasión. Ascetismo o castigar a la carne, como un fin en sí mismo, nunca es una manera para impresionar a Dios. Pero el ayuno con gozo, para poder concentrar en la comunión con Dios, es bendecido inmediatamente con su atención y presencia. Allí hay gozo en vez de quejas, y por tanto él se agrada por ser alabado con la gratitud.

Dar limosna en secreto distribuye nuestra riqueza a los menos afortunados, y no tiene como fin el ser visto de los hombres. Por tanto es reconocido por Dios. Es acompañado de gratitud gozosa y así agrada doble a Dios, “porque Dios ama al dador alegre” (2 Co. 9.7). Si diéramos de mala gana, lamentando la necesidad de dar, sería una ofrenda inútil a Dios. Jesús no permite otro motivo para dar que para agradar a Dios.

La oración secreta es la comunión más necesaria con Dios, de las tres. La oración alegra el corazón de Dios más cuando es acompañada de estos tres elementos: 1. La oración de arrepentimiento, pidiendo perdón, causa gran gozo en el cielo. 2. La oración de intercesión por las necesidades de otros mueve el corazón de Dios (Job 42.10 dice: “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos”). 3. La oración de pura alabanza a Dios por ser él lo que es, es el propósito por lo cual fuimos creados, para su placer (Ap. 4.11; 1 P. 2.10).

Al estudiar el padrenuestro, encontramos en él estos tres elementos: arrepentimiento, intercesión y pura alabanza. ¡Con razón es la oración modelo!

Muchas iglesias que una vez predicaron el evangelio, ahora se precipitan tras teatralidad y entretenimiento religioso. Tienen hombres en el “ministerio de títeres” haciendo sus papeles en la televisión, ¡Tienen mujeres en el “ministerio de payasos” como si hacer el payaso fuera un don espiritual! Hacen banquetes para madres e hijas en los cuales desempeñan entretenimientos de bailes y musicales: jarabe tapatilla, duos en piano, etcétera. ¡En el Antiguo Testamento Dios lo llamó idolatría cuando se sentó el pueblo a comer y beber y se levantó a bailar y a jugar!

David Wilkerson, un evangelista popular de nuestra generación, recientemente se arrepintió de su popularidad embellecida, se retiró para un año de estudio bíblico y comunión con Dios, y escribió la siguiente valoración de la religión moderna América:

 

“Yo creo que cada líder cristiano debe encerrarse y esconderse... estar a solas con Dios. Apártate de los aplausos—y desencántate. ‘Es necesario que nosotros mengüemos y él crezca’. Así llegarás a ser más y más glorificado.

Hemos creado un evangelio americano con su Cristo todo americano, que es próspero, que es aficionado a deportes y que es un ganador. ¡Está tan lejos de la realidad, que da asco! En cuanto a la radiodifusión religiosa de América; ¡deben pararla! Apaguen todas las cámaras. Libremos a todos estos hombres de las presiones que les hemos impuesto. Quitémosle sus vestidos heroicos, toda su esplendidez y dejémosles volver al ‘monte’ y ser quebrantados ante Dios.

Ya no quiero tener parte alguna de ese sistema de ‘estrellas religiosas’. Me he retirado de eso. Jamás volveré a permitir que alguien aplauda una de mis reuniones. Creo que es insensato y que entristece al Espíritu Santo. Cuando el evangelista popular se levanta, le dan una ovación puestos de pie—y el Espíritu Santo sale por la puerta trasera. ¡Es carnalidad, toda carnalidad! Hemos llegado a ser una generación de adoradores de la carne. Pienso que la profundidad de nuestra teología en América es como dos pulgadas... ¡No puedes predicar salud y prosperidad y tener en tu corazón la venida inminente de Jesucristo! Pienso que una persona verdaderamente espiritual y oradora que viene a América de un país donde se mueve Dios—donde hay sacrificio y sufrimiento ¡tiene que horrorizarse por todo lo que ve aquí!”         —seleccionado de The Plough, nov. de 1984

 

¡Arrepiéntete América! ¡Lo que necesitamos hoy día en vez de un bautismo de teatralidad y falsas actuaciones carismáticas es un bautismo de sufrimientos! El profeta verdadero se apartará a solas con Dios, en sus rodillas, y orará hasta traer un avivamiento que deshará nuestro materialismo y mundanalidad. Los profetas falsos hoy hacen como lo predijo nuestro Señor: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mt. 7.2 ,23).

A Philippe Vernier, hijo de padres misioneros franceses, lo rehusaron ordenar porque era no resistente y no llevaría armas. Pasó veintinueve meses encarcelado; todos menos cinco los pasó incomunicado. Estas son unas de sus meditaciones de estar en el lugar secreto con Dios:

 

“Jesús a menudo iba al desierto. Dijo: ‘No estoy solo’ porque el Padre estaba con él. Este compañero de individuos solitarios no es conocido por el hombre que vive en las masas. Si quieres ser bienaventurado, resérvate horas lejos del clamoreo, huye de la compañía de los de mentes superficiales.

Allí tu maestro te enseñará a escuchar a la voz de las profundidades. El que ve en lo secreto te dará confidencias que ningún ojo humano ha podido imaginar. El que habla en silencio morará contigo cuando todos los demás se han ido.

El fundamento más firme es una ‘vida escondida con Cristo en Dios’. Al buscar su presencia, lejos de ojos entremetidos, al orar El con paciencia edifica en ti, secretamente, los fundamentos indispensables. El te restaurará el gozo de la salvación. Como un amigo que quiere tu comunión solamente para tener comunión, te dice: “¿Mi hijo, me amas?” ¡Nunca me he encontrado con una persona que era verdaderamente agradecida que no sea feliz!

¿Dónde está el lugar secreto? Tres veces se acentúa en Mateo 6 que las bendiciones verdaderas nos son disponibles en secreto con Dios. Leemos Salmo 25.14: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos les hará conocer su pacto”. Así que, cuando entramos en nuestro aposento de oración o estudio para meditar en la Palabra de Dios, él nos revela muchos misterios profundos. “El revela lo profundo y lo escondido” (Do. 2.22).

 

El Salmo 31.20 dice: “En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas”. El Salmo 9.1 dice: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”.

 

El que habita al abrigo de Dios

Morará bajo sombras de amor

Su esperanza y castillo Jehová será,

Y en sus alas feliz vivirá.

El que habita al abrigo de Dios,

Consagrado a su voluntad,

Puesto en alto, saciado en su plenitud,

De Jehová gozará la salud.

 

Oh, yo quiero habitar al abrigo de Dios,

Sólo allí encontraré paz y profundo amor.

Mi delicia es con El comunión disfrutar,

Y por siempre su nombre alabar.

R. C. Savage

 

El padrenuestro empieza con alabanza y termina con alabanza. Primero hay tres peticiones acerca de Dios: santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad. Después hay tres peticiones de nuestras necesidades mayores: el pan nuestro de cada día dánoslo hoy, perdónanos nuestras deudas en pecados, no nos metas en tentación, sino líbranos del mal ¡Ni una vez se usan las palabras yo, mi, mí o míos! Por lo tanto, es en verdad una oración intercesora ¡para todos nosotros! en la iglesia primitiva la oraban tres veces al día para reponer los tres sacrificios diarios del templo, ¡Usémoslo más!

 

Si rugen fieras tempestades,

Si me amenaza el mal atroz;

Buscando al Padre de piedades,

A solas quiero estar con Díos.

 

Con Dios a solas; ¡cuan glorioso

Estar con El en oración!

Con Dios a solas he encontrado

Sublime y dulce comunión.

 

Allí gran bendición encuentro,

Escucho allí su dulce voz;

Su faz gloriosa allí contemplo

Estando a solas yo con Dios.

—Johnson Oatman, Jr.