Lección 2
La fe aparta los dos reinos
)Para conservar espacio, este web no muestra este dibujo.)
Los cristianos sufrieron grandemente bajo los emperadores Diocletiano y Maximiliano, 301 a.d. Los romanos echaron a muchos cristianos a las fieras y de otras maneras los mataron, porque como hijos de Dios, éstos no se juntaron con el sistema político, social, o espiritual de este mundo.
—de Martyrs Mirror, páginas 172–174
Propósito del estudio: Ver que la fe de los siervos del “reino de Jesús” los aparta del “reino del mundo”.
Versículo de memoria: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3.15).
Escrituras para estudiar:
1. Juan 17.9–16; 1 Juan 2.15–17; 3.1, 13 ¿Aman al mundo los cristianos?
2. Hechos 4.18–20; 5.29 ¿Por qué existe conflicto entre el mundo y el cristiano?
3. Romanos 12–13 Compara los deberes del cristiano con los del gobierno civil.
Lecturas adicionales: James Lowry, En el vientre de la ballena, Publicadores Lámpara y Luz, Farmington, NM. Lee el capítulo titulado “Un obispo comido por leones”.
La doctrina de los dos reinos
Jesús es un Rey. Él mismo lo dijo. Pero también nos hizo saber que su reino no viene “con advertencia”. Ningún humano puede ver el reino de Cristo aquí en la tierra, porque su reino está entre los creyentes (Lucas 17.20–21).
Si somos creyentes fieles, pertenecemos (en un sentido) a dos reinos. En primer lugar, obedecemos a Cristo, nuestro Rey inmortal. En segundo lugar, obedecemos al gobierno civil que Dios ha puesto sobre nosotros. Si hay algún desacuerdo entre estos dos poderes, siempre apoyamos a Jesús. Él es nuestro Rey. Primero que nada, somos ciudadanos de su reino.
Algún día, vamos a heredar una tierra nueva y un cielo nuevo, donde vamos a reinar para siempre con Jesús. Pero mientras estamos en este mundo podemos esperar la persecución. Como el mundo maltrató a Jesucristo el Rey, también va a maltratar a nosotros, sus súbditos.
Vamos a comparar los dos reinos:
El reino eterno
está gobernado por Cristo y la Biblia
está “en la mano del Padre” y se conoce por su honradez, su justicia, y su fidelidad
es espiritual y guiado por el amor y la santidad
se entra por el nuevo nacimiento
está limitado a los fieles hijos de Dios
es obediente a “la ley de Cristo”; da frutos de arrepentimiento
rechaza las tentaciones del mundo y repudia a todos los seductores del mundo
El reino de este mundo
está gobernado por los poderes civiles del mundo
está “bajo el maligno” y se conoce por su corrupción, sus tendencias al favoritismo, y su falta de cumplir lo prometido
es impío, carnal, material
se entra por nacimiento natural
no está limitado; incluye a todo el mundo
es obediente a las pasiones carnales y a “la ley del pecado y de la muerte”
rechaza el evangelio y la cruz, y repudia a todos los seguidores de Jesús
(Otro dibujo debe insertarse aquí)
Blandina fue arrestada por su fe cristiana en Francia. Murió en el año 172 a.d. Los paganos la atormentaron mucho. Por un día entero la maltrataron, pero no se desmayó. Ves tras ves dijo: “Yo soy cristiana”. Y cada vez que lo dijo parece que recibió más fuerza de Dios. Los verdugos la asaron en una parrilla, y la echaron así a unos toros enfurecidos.
Otro preso por su fe, un joven de quince anos, vio todos los sufrimientos de Blandina. Cuando las autoridades vieron que él no dejaba su fe en Jesús, empezaron a tormentarlo a él también. El joven permaneció firme en la fe pero su cuerpo no aguantó las heridas, las quemaduras, y los azotes. Murió. Un poco después, viendo que Blandina respiraba todavía, los verdugos la mataron cortándole la garganta.
—de Martyrs Mirror, página 116
La guerra contra los santos
Daniel 7.21 y Apocalipsis 13.7 hablan de una guerra contra los santos. Esa guerra ha empezado ya, aunque muchos no lo saben.
Desde la antigüedad muchos gobiernos han creído que para mantener firme el poder político es necesario que todos piensen y practiquen lo mismo. Durante muchos siglos, este concepto causaba que la religión fuera regida en muchos países por el gobierno civil. Por el rito del bautismo los gobiernos europeos introducían a todos los niños a la religión estatal del país. Los cristianos verdaderos que rehusaban traer a sus niños a la pila bautismal, invocaron la ira feroz de sus gobernantes. Tremendas olas de persecución y terror los batían durante los siglos dieciséis y diecisiete.
Estos gobiernos se sintieron amenazados al ver cuán rápido crecía el “reino de los cielos”. Pero el pueblo de Dios no son una amenaza al gobierno porque no aspiran al poder político. Tales ambiciones pertenecen exclusivamente al reino mundanal.
El mundo se ha mantenido en estado de guerra contra los santos desde el principio de la era cristiana hasta la actualidad.
Los dos reinos en el siglo veintiuno
Tal vez tú piensas que la relación entre el mundo y los cristianos se ha mejorado en este siglo. Gracias a Dios, hay muchos países que garantizan la libertad de conciencia y de cultos. Pero, ¡no te engañes! Aunque no hayan tantos cristianos condenados a morir por su fe hoy en día, hay peligros de otras clases. “Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales” (2 Corintios 10.3–4). “No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6.12).
La guerra contra los santos continúa. En algunos países sigue la persecución abierta; en otros países nos oprimen las presiones sociales y culturales como la educación mundana y el patriotismo. Satanás anda como león rugiente en algunas partes, y a la vez en otras partes aparece como ángel de luz. ¿Estás dispuesto para el combate espiritual? ¡Vas a perder la vida eterna si no andas como buen soldado en el ejército de Cristo, el Rey!
He aquí algunas maneras en que el reino mundanal quiere enredarte:
El servicio militar o policial. “Todo por la patria” es un lema idólatra. El cristiano da todo por Cristo.
El voto en las elecciones políticas. La democracia y los héroes en la política son ídolos del pueblo. El cristiano no participa en la política porque para él sería una clase de idolatría.
El sistema educativo del país. Cuando el pueblo de Dios se preocupa de los certificados y de las acreditaciones del gobierno, en vez de prepararse para una vida útil a Dios, están otra vez atrapados en la idolatría.
La preocupación de lo que el gobierno nos puede dar (sea servicio médico gratis, un trabajo fijo, una economía mejor, o cualquier asistencia social). El cristiano no mira al mundo ni a los gobiernos del mundo para estas cosas. Mira a Dios, pidiéndolas en oración, según su voluntad.
Pensemos ahora en algunos ejemplos de cómo la doctrina de los dos reinos afecta a nosotros los cristianos:
Seguimos la no resistencia; no prestamos ningún servicio armado ni hacemos daño a nadie. No llevamos a nadie delante del tribunal.
Mantenemos la separación puesta por Dios entre la iglesia y el estado. La iglesia no se mete en asuntos políticos. El cristiano no hace ningún trabajo para el estado que le causaría violar principios bíblicos.
No nos conformamos al mundo en ningún aspecto de nuestra vida, ni siquiera en nuestra apariencia. Nos sujetamos a las escrituras en todo.
No participamos en ningún yugo desigual: clubes, sindicatos, asociaciones, compañías, ni cooperativas.
No participamos de ninguna manera en religiones falsas.
Tenemos nuestras propias escuelas cristianas.
No seguimos las diversiones mundanas ni nos metemos en sus fiestas.