Serie Historias del Hogar- Andrés Murray Amy Carmichael Catalina Booth A.T. Pierson Carlos Spurgeon Las ten Boom Inicio/Home
El Fruto de Avivamiento
Como introducción a esta serie, hay que decir que falta mucho en la vida familiar de los cristianos de hoy. El hogar debe ser un refugio ante las tentaciones del mundo y los pecados. Debe ser un lugar donde reine el amor de Dios; lleno de paz y gozo. Pero, tristemente, no son así la mayoría de los hogares cristianos. Los padres discuten entre sí, casi nunca se sientan juntos todos de la familia para comer a la misma mesa, faltan miembros de la familia en muchos de los cultos públicos de la iglesia y un tiempo diario de culto familiar falta en muchos hogares.
Pero, Dios quiere cambiar todo esto. Y para animar a los padres en el quehacer ante esta falta, se les da estas "Historias del Hogar" de cristianos muy conocidos. Tengo que decir que tal vez no fueran buenas todas las doctrinas y prácticas de las personas quienes se escriben. De igual modo, las denominaciones mencionadas no fueran siempre rectas en cuanto a sus doctrinas y prácticas. Sin embargo, podemos aprender de los puntos correctos y desechar lo demás.
La Vida Hogareña de Amy Carmichael de Dohnavur
En Isaías 44:3-4 tenemos una promesa hermosa que me siento fue dada en el contexto del avivamiento. ¿Puedo ser tan osado pidiendo a ustedes leer esos dos versos mencionados anteriormente en voz alta? Piensa en tus hijos mientras los lees. <<Porque yo derramé aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mí espíritu derramé sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. >>Primeramente, tiene que ser una sed de Dios en nuestra vida personal. Muchas veces ésta nos llega en medio de una tierra polvorosa y seca. De este anhelo profundo y personal está la promesa de derramar de su Espíritu sobre el alma sedienta. También, se extiende la promesa hasta incluirse la tierra polvorosa y seca de rededor. En este hermoso contexto del avivamiento, Dios promete derramar agua a los hijos de las personas sedientas. Quizás, no es correcto llamar este derramamiento una promesa, porque de hecho es la superabundancia natural que fluye del hombre avivado. Cuando Dios llena, llena sobreabundantemente. Los hijos aprovechan de la bendición de los padres.
En estos versos, Dios explica cómo esta bendición afectará a estas generaciones benditas. Espiritualmente, prosperarán. Crecerán como sauces plantados juntos a un río.
EL PAPÁ Y LA MAMÁ DE AMY
Guillermo y Catalina se casaron cerca del año 1865. Los dos tenían el privilegio de ser hijos de hogares piadosos. Se casaron en la Iglesia Presbiteriana de Irlanda. El fuego del avivamiento en 1859 trajo alientos nuevos del Espíritu Santo a las vidas de ellos. Uno nunca puede ser el mismo después de estar en medio de una visitación del Espíritu Santo. Cuando Dios se manifiesta y se escucha su voz claramente, son como los días en los cielos, estando en la tierra. Miles de almas entraron en el reino de Dios, y los padres de Amy estaban en medio de todo esto. El fuego del avivamiento también trajo vida nueva y libertad a las reuniones formales de la Iglesia Presbiteriana de Irlanda. Igualmente, el nuevo predicador estaba en medio del avivamiento. Todas estas circunstancias fueron ordenadas por Dios, obrando juntos para proveer muchas corrientes de aguas, para que la joven Amy creciera bien en medio de ellos.
La familia de Guillermo, y también la de Catalina, se pueden caracterizar por sus generaciones pasadas. Se encuentran señales de piedad y consagración en ambos linajes. Guillermo fue conocido por todos en su pueblecito de Millisle por su honestidad, integridad, misericordia, y su corazón dispuesto a compartir. Quizás es difícil imaginarse que una familia se quedara en un mismo lugar por cien años, pero así fue con los Carmichael. El papá de Amy fue un molinero- moliendo trigo u otros granos elaborando harina como hicieron sus antepasados durante cien años. Había un cimiento piadoso bajo ambos linajes de los padres de Amy. Fueron a las reuniones los domingos, guardaban como santo el día del Señor, y otros principios fueron guardados igualmente. Y, luego vino el avivamiento. Todos y todo estuvieron levantados en nuevas alturas de amor y dedicación. ¡Gloria a Dios por estos tiempos vivificantes y refrescantes de la presencia de Dios! Aunque era pequeño el pueblecito, y se puede decir que la iglesia fue muy insignificante, habían reuniones semanales que animaban más el alma hacia Dios a causa del avivamiento: clases bíblicas entre semana, reuniones evangelísticas los domingos por la tarde, y la reunión de todos los domingos por la mañana se llenaban de vida; y pocos faltaban de asistentes.
EL LADO PRÁCTICO DEL AVIVAMIENTO
El poder de la sana enseñanza.
El papá de Amy fue un hombre de La Palabra. Cada día toda la familia era llamada a un tiempo de adoración a través del repique de una campana. Guillermo se sentó con una Biblia abierta en sus manos, leyéndola y explicándola. Estos ejercicios son los que moldean la mente y el corazón de un niño. Cuando están pequeños, sus mentes están claras y abiertas; y el memorizar ocurre casi inconsciente para ellos. El Catecismo Corto se usó con consistencia en el hogar, pues Guillermo procuraba que la familia estuviera sana en cuanto a las doctrinas de su iglesia. Al estudiar estos santos del pasado, me toca una y otra vez cómo el papá entendió bien su responsabilidad de guiar a su familia con la Palabra. Hoy en día, temo que hayamos dado este trabajo al predicador; y esto se da solamente una o dos veces a la semana. Al padre de Amy también le gustaban los sermones escritos de Carlos Spurgeon. En aquel tiempo, se publicaron cada semana. Guillermo llevaba a su familia de paseo los domingos por las tardes, los sentó bajo un árbol sombroso, y les leyó el nuevo sermón a ellos.
El poder de la firme disciplina.
Nadie tuvo que interpretar lo que quiso el papá, ni dónde estuvieron las líneas en el hogar de los Carmichael. Blanco fue blanco; negro fue negro. Había pocos tiempos cuando hubo áreas grises. Muchos de los de hoy sienten que esto es demasiado estricto y se probará contraproducente. En cambio, vemos que esto trajo una sensación de amor y seguridad en la vida de este hogar. Lo que dijo el padre o la madre siempre fue respaldado con castigo si se desobedeció. Se usaron cinco formas de correcciones, dependientes a la profundidad de la falta.
--Parase en la esquina del cuarto, ante la pared.
--Perder el privilegio de ir afuera y jugar.
--Recibir castigo con la vara.
--Recibir golpitos en la mano con una regla de madera.
--Beber algo con sabor muy feo.
En todas estas correcciones, se enseñó al niño a recibir el castigo con respeto, y dar gracias por el después. Al estudiar esta área de la enseñanza a los niños, parece que Catalina se puso en el trabajo de corregir a los niños también. El papá se iba al molino cada mañana y regresaba hasta la noche.
El poder del amor de una madre.
Siempre nos trae gozo el ver un hogar bien balanceado, en el cual el padre y la madre se ocupan en criar a los hijos. El hogar de los Carmichael fue así. Esta madre irlandesa tuvo un corazón ocupado en criar una simiente piadosa para el Señor. Llena de un amor tierno y de una firmeza es cómo describirla. No dejó de hacer lo correcto en sus hijos. Si necesitaban castigos con la vara, se los dio inmediatamente. Si necesitaban beber la bebida de sabor feo, les hizo tomarlo. Me gusta esta firmeza. Se necesitan madres así hoy. Está bien que para estar firme se tenga una cara cejijunta a veces. Establecerá su autoridad.
Por otra parte, esta madre irlandesa fue una madre tierna y amante. Se sentó con los niñitos y les explicó cosas difíciles cuando ellos estaban pequeños. Les cantaba todo el día, poniéndoles memorias que quedaron en ellos toda la vida. Catalina inspiró a Amy a orar con fe a sus tres años de edad, que Dios cambiara el color de sus ojos cafés. Fue esta mamá amada quien sentaba muchas veces a sus niños en su rodilla, diciéndoles y mostrándoles que Jesús les amaba. ¡Oh, las impresiones de la niñez, puestas por el amor de la mamá! Es difícil medir este tipo de influencia.
El poder de la escuela en el hogar.
La historia no nos dice el porqué de enseñar a los niños en el hogar. Parece que fue muy común en aquellos días. Aunque no vemos el porqué, muy claros brillan los buenos resultados de esto en la vida de Amy. Fue enseñada por su madre y una colaboradora; una joven que se quedaba en el hogar para enseñar a los niños. Una de estas profesoras impresionó profundamente a los niños. Se llamaba Elenora Milne. Fue como una hermana mayor en el hogar, y todos le amaron. Era una joven muy espiritual, llenó a los niños con muchas historias de misioneros y mártires. Los niños prestaron mucha atención mientras ella contaba de la India y las muchas necesidades en aquel país. La poesía, la historia, y la geografía se vivificaron en los niños mientras escuchaban a esta profesora, andando con ellos a la orilla del mar, contándoles historias.
El papá y la mamá participaron mucho en la escuela en el hogar. Guillermo anduvo con los niños por "paseos de descubrimiento", en que los niños aprendieron de la naturaleza y la ciencia, ¡Cuánto esperaban los niños tales tiempos! Se compraron libros; todos los que pudieran (por supuesto, solamente de bueno contenido) en aquellos días. Los niños leyeron, y también otros les leyeron a ellos. Se compraron juguetes; los que fueron una ayuda y prácticos para los niños. Los juguetes más estimados para Amy fueron los de la creación de Dios- animales para criar y cuidar. El papá les compró un microscopio para poder ver más de la creación y el orden alrededor. Los padres trataban de llenar a los niños con todo que fue bueno, hermoso, y recto. A la vez, trataban de cuidarles de todo que no fue bueno, hermoso, o recto.
El poder de ejercicios piadosos.
Al estudiar las historias de cómo Dios moldea a Sus siervos, aun antes de ser convertidos, estoy maravillado de Sus providencias. Fijémonos en unas de ellas.
--Fue destinada Amy a cumplir un llamamiento de servir a los pobres en la India. Su mamá no sabía nada de esto. Sin embargo, Dios moldeaba a Amy por medio de las manos de su madre; sin saberlo ella. Amy tuvo memorias, de cuando era una joven, de costumbre regular sobre el hecho de regalar comida a los pobres. Su mamá cocinó una sopa para los ancianos y los pobres. Amy y su hermano tuvieron la oportunidad de llevar esta sopa al pueblecito y regalarla a los necesitados. ¿Sería coincidencia que en el futuro Amy serviría así en la India? ¡No creo!
--Amy fue la mayor de siete hijos. Por esto, tuvo que cuidar a sus hermanos menores cuando se enfermaran. Se desarrollaron habilidades en ella de cuidar y consolar con mansedumbre. Tan buena era ella que los enfermos muchas veces quisieron que ella les cuidara en sus enfermedades. A sus 17 años, su querido papá falleció inesperadamente después de unas pérdidas financieras. La familia estuvo en la pobreza, y Amy llegó a ser como una segunda madre a los menores. ¿Otra coincidencia? No creo. Dios moldeaba una vasija. Hay que ayudar a nuestros hijos a ver como Dios ve.
--A sus 12 años, su papá se mudó a Belfast, Irlanda para negociar. Él fue un hombre muy piadoso e influyente. Muchos predicadores y líderes de iglesias visitaban su hogar. ¿Quién se sentó y escuchó a estos hombres charlar de doctrinas, de almas, de los hechos de los misioneros, y del edificar el reino de Dios?
--A sus 17 años, empezó Amy a juntar a los niños de la ciudad los domingos por las tardes para enseñarles de la Biblia. Su corazón se alargó a los pobres. Empezó a formar una asociación que se llamó "La Vela de la Mañana". Todos los que quisieron ser parte de ésta tuvieron que estar dispuestos a levantarse temprano cada día para estudiar la Biblia y orar. Luego, los sábados se reunían y compartían lo que habían aprendido, o confesaban sus fallas de la semana. También empezó una clase semanal para las niñas trabajadoras de la ciudad. Éstas eran trabajadoras jóvenes de las fábricas. El alma de Amy estuvo cargada en cuanto a la pureza y de las almas de estas jóvenes, y trabajaba ella a salvarles de la ruina y la destrucción. Creció la clase hasta incluir 500 niñas.
¿Qué quiere decir todo esto a nosotros? Dios usó todo esto para hacerle de Amy una sierva especial. Amy no lo sabía en el principio. Tampoco sus padres lo entendieron. Lo que quiero notar es sencillo. Todavía Dios está moldeando a sus siervos de la misma manera. Ahora tenemos unos de estos siervos en nuestros hogares, bajo nuestra custodia.
Estemos atentos, y no demasiado preocupados cuando vengan las oportunidades para enseñar a nuestros hijos sobre las experiencias de la vida. Algunos preocupan demasiado por los jóvenes que obran en las ciudades donde viven los pecadores. Estas escenas lamentables y miserables fueron las cosas que pusieron carga en el corazón de Amy por las almas perdidas. ¿Qué habría pasado si nunca hubiera visto estas escenas feas?
UNA VIDA COMO LA DE JESÚS
¿Cuál fue el resultado de estos refrescantes ríos de avivamiento que fluyeron en medio del hogar donde se crecía Amy durante su niñez? ¿Qué tipo de sauce creció en el hogar de los Carmichael? ¡Un hermoso! De hecho fue un <<árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto en tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará>> (Sal. 1:3) Amy sirvió a su amado Jesús en Irlanda hasta sus 27 años. Luego fue a Japón durante 4 años, sirviendo como misionera y aprendiendo en la escuela de Cristo. A sus 31 años fue a la India, donde empezó la obra más conocida de su vida. Nunca volvió a Irlanda. Murió en la India a sus 84 años.
¿Cómo podemos medir sus frutos? Una casa de huérfanos para las niñas prostituídas en los templos paganos. También iglesias, predicadores jóvenes, una vida escondida de oración durante los últimos 20 años de su vida (por último padeció una enfermedad sin poder hacer en ese tiempo mucho trabajo material), y los libros escritos por ella (hay varios). Muchos siguen bebiendo de los ríos de agua viva que fluyeron de su vida. Padres amados, ahora nos toca criar vasijas para el Señor. Estemos sedientos de esta agua de vida, y que estemos igualmente llenos hasta rebosar. Paguemos el precio que deja fluir estas aguas en medio de nuestros hogares. Confiemos a Dios por los árboles plantados juntos a las corrientes de agua.
Por Dennis Kenaston (traducido)