Serie Historias del Hogar-
Andrés Murray Amy Carmichael Catalina Booth A.T. Pierson Carlos Spurgeon Las ten Boom Inicio/HomeLa Vida Hogareña de Andrés Murray
Como introducción a esta serie, hay que decir que falta mucho en la vida familiar de los cristianos de hoy. El hogar debe ser un refugio ante las tentaciones del mundo y los pecados. Debe ser un lugar donde reine el amor de Dios; lleno de paz y gozo. Pero, tristemente, no son así la mayoría de los hogares cristianos. Los padres discuten entre sí, casi nunca se sientan juntos todos de la familia para comer a la misma mesa, faltan miembros de la familia en muchos de los cultos públicos de la iglesia y un tiempo diario de culto familiar falta en muchos hogares.
Pero, Dios quiere cambiar todo esto. Y para animar a los padres en el quehacer ante esta falta, se les da estas "Historias del Hogar" de cristianos muy conocidos. Tengo que decir que tal vez no fueran buenas todas las doctrinas y prácticas de las personas quienes se escriben. De igual modo, las denominaciones mencionadas no fueran siempre rectas en cuanto a sus doctrinas y prácticas. Sin embargo, podemos aprender de los puntos correctos y desechar lo demás.
Mientras uno se sumerge en la vida de Andrés Murray leyendo sus biografías, se da cuenta inmediatamente que está un lugar rico. Vemos una fuente de gracia tan bella y diversa fluyendo sobre esta vasija. El nombre de Andrés Murray es tan conocido que muchos hogares cristianos en el mundo ya lo conocen. Su influencia no se puede medir antes que venga la eternidad. Fue un marido fiel, y un padre piadoso a ocho hijos. Misionero, pastor, administrador, predicador y autor fueron unas de sus ocupaciones en el servicio al Señor y a su pueblo, durante sus 88 años. Por medio de sus escritos (240 libros y folletos), Andrés sigue vivo hasta ahora, aunque su cuerpo está enterrado en un cementerio de Sudáfrica. Esto seguramente testifica de la vida eterna que moraba en él mientras vivía en esta tierra.
La historia del hogar de Andrés Murray la anhelaba estudiar desde hace tiempo. Él es uno de mis héroes. Yo sabía que tendría que ocupar largo tiempo la preparación del escrito de esta historia. No me desilusionó, sino de hecho, encontré más riqueza de lo que pensaba. Este hombre santo no fue el principio de una herencia piadoso, como fueron otros en esta serie. Más bien, al ponerse en la realidad de su época, podemos mirar al pasado y al futuro y visualizar una herencia piadosa, rebosando de hombres y mujeres que creyeron a Dios en cuanto al bienestar de sus familias.
Los antepasados de Andrés Murray fueron de Escocia. Su nombre, Andrés, fue puesto a cuatro generaciones del linaje, y parece, aún hasta hoy en día, hay un Andrés en cada generación de los Murray. Su bisabuelo, abuelo, y padre llevaron el nombre Andrés. Todos fueron hombres piadosos que pusieron sus corazones en el amar y servir al Dios vivo. Cada uno escogió una mujer piadosa para casarse y formar una familia. Por lo demás, en este escrito, llamo a Andrés (el autor muy conocido) como Andrés IV, y su padre como Andrés III.
Andrés Murray III
Este hombre precioso y su esposa Susana son los héroes poco conocidos de los Murray. Las palabras del Señor Jesús llegan a mi mente donde dijo: <<...nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado;>>. (MT 10:26) Pues a Andrés IV le fue dada por Dios una posición prominente entre el pueblo de Dios, hemos perdido la influencia escondida de Andrés III y Susana. Al día del juicio, la justicia de esta pareja <<resplandecerá como el sol en el reino de su padre>>. Queremos minar oro de este hogar piadoso.
Andrés III sufrió la muerte de su piadoso papá cuando tenía dos años. Su papá se fue a la eternidad clamando fervientemente a Dios por el bienestar espiritual de sus hijos. Los cuatro niños y su mamá, Isabel se llamaba, estaban en la pobreza, confiando en el Dios vivo por sus necesidades. Pero Dios escuchó el corazón rugiente del moribundo, y bendijo a su familia después. Los dos hijos, Juan y Andrés III, llegaron a ser predicadores del evangelio, y una de sus hijas se casó a un ministro. Animémonos y esperemos en Dios por nuestras situaciones en el presente. Otra vez, vemos una madre dejada a solas para criar a una familia sin el soporte de un hombre. Los parientes les ayudaban, y el hijo mayor, Juan, ayudaba a guiar al menor, Andrés III, y por supuesto, el Dios vivo del cielo vino a su lado y edificó un hogar de hijos piadosos. Si nos sentamos en desánimo e incredulidad porque todo nos parece sin esperanza, ¿Cómo puede Dios venir para ayudarnos?
El joven Andrés III tenía un deseo en su corazón, predicar el evangelio a los perdidos en tierras lejanas. Tenía 26 años, cuando se extendió una invitación para ir a Sudáfrica; y su corazón se levantó al desafío. Pastoreaba una <<Iglesia Reformada de Holanda>> y evangelizaba a los irreligiosos en las regiones de rededor. Así, este joven misionero y colonizador se fue de Escocia, lleno de ganas y visiones de servir al Dios de sus padres en una tierra lejana. Se fue en el año de 1822 y de hecho, Sudáfrica era como territorio poco desarrollado. El viaje fue duro, y se hizo diez días a caballos y en carruaje para llegar al pueblo donde viviría hasta su muerte. Después de dos años encontró a Susana Stegmann, con quien se casó, y juntos empezaron a criar una familia, para la gloria de Dios.
Queremos dar unos vistazos santos a este hogar, porque su influencia levantó a muchos siervos en el reino de Dios. Estos resultados no se hacen no más por accidente, ni solamente por la providencia de Dios. Principios específicos se usaron en el temor de Dios, y Dios dio prosperidad espiritual abundantemente. De los once hijos de Andrés III con Susana, nueve entraron en el ministerio. Cinco hijos fueron predicadores ordenados, y cuatro hijas se casaron con predicadores. Ahora miremos a los nietos, porque ellos son la prueba del hogar de un hombre. De los nietos, 32 trabajaron en el ministerio. 17 de los nietos fueron ministros, 12 de las nietas se casaron con ministros, y tres más fueron misioneros en nuevos lugares. La genealogía piadosa sigue y tiene más de esto. En esta familia hubo muchos siervos de Cristo en las siguientes generaciones y hoy en día sus descendientes son unos cuantos miles en sólo ocho generaciones. Acuérdese también de las dos generaciones antes de Andrés III. Todos suman diez generaciones. ¿Estás prestando atención? Miremos ahora algunos de sus áreas de influencia poderosa.
El Ejemplo del Padre
Andrés III fue un hombre piadoso. Muy fácil de entenderse al ver su hogar. También fue un predicador, un siervo celoso de Dios. <<Cual el cuervo, tal su huevo>> es un principio se manifestó en cuanto a los Murray. Su padre fue lleno del celo y amor por su Dios, y un hombre lleno de energía del Espíritu de Dios. Predicaba varias veces en una sola semana, muy seguido. Ardientemente se puso a sí mismo en la fundación de iglesias, y en su labor durante cuarenta años, fundó ocho iglesias. Fue un hombre sin descanso en los rebaños que reunió. Los hijos miraban a su celo para el Señor, y todos dijeron, <<Soy del Señor. >> Vieron a su papá sirviendo al Señor con gozo, y sin dudas que esto les guió en las decisiones de entrar en la obra. Cuando el padre y la madre aman el amor al Señor, y aman el amor al pueblo del Señor, se hace un imán poderoso y continuo para cautivar a los hijos al servicio de Dios.
La Reverencia
Si solo hubiera una palabrita que describiera el espíritu prevaleciente en el hogar de los Murray, la palabrita fuera <<reverencia>>. Esta reverencia fue del tipo antiguo, no la de hoy. Un diccionario de esa época dice así: <<Temor mezclado con respeto, estima, y afecciones bondadosas. >> Una de las hijas mayores de Andrés III escribió cariñosamente en un librito titulado <<Unto Children's Children>> (A los Niños de los Niños)-
<<Reverencia por el nombre de Dios, reverencia por el día de Dios, y reverencia por la Palabra de Dios se sintieron en el hogar. La esposa reverenciaba a su marido, los niños a sus padres, y todos reverenciaban a su Dios. >> ¡Que ambiente tan bello creó esta reverencia en el hogar! <<Los niños fueron enseñados a obedecer de tal manera que fue natural y normal hacerlo. La palabra del papá fue la ley: de su decisión pía no había apelación. Su sabiduría nunca fue dudada. >> Este ambiente bello fue obtenido a través de tres maneras.
1. Por el espíritu del padre y la madre.
2. Por un movimiento cariñoso de amor entre los padres y los hijos.
3. Por el uso correcto de la vara cuando hubiera necesidad de corregir a un niño para las bendiciones futuras. Esta actitud respetuosa y sumisa se vio muchas veces, aun después que los hijos se fueron del hogar y formaron los propios.
Misioneros
Aquí está un secreto escondido del hogar de los Murray que fácilmente se puede pasar por alto. El hogar de ellos estaba a 800 kilómetros en el interior de África. Estaba ubicado a la par del camino que entraba más allá del monte y selva de África. Muchos misioneros pasaron por la casa, y fueron invitados por Andrés III a pasar la noche. Pasaron ingleses, franceses, escoceses, y alemanes, todos dieron muchas interesantes oportunidades para aprender otros idiomas. Estos viajeros vinieron en sus carros halados por caballos y otros animales, traían además varios ayudantes; lo cual costaba mucho a Andrés III. Pero este sacrificio de su parte no le importaba mucho, porque amaba a los misioneros, y amaba las misiones a tierras lejanas. Toda la familia mostraba hospitalaria para muchos misioneros cansados. La casa era grande con patios, y había huertos con frutales. Había campo para relajarse, y las frutas les encantaban a muchos niños de los misioneros, quienes las comieron como dulces.
¿Dónde está la bendición en todo esto, aun más allá de los oportunidades que tuvieron los niños en servir a otros? La bendición está en la influencia que los misioneros tuvieron sobre todos en el hogar. Los misioneros son gente dedicada, su amor a Dios es un ejemplo extraordinario. Las historias que narran de su fe en Dios son muy inspirantes. Los Murray crecían escuchando a los soldados de Cristo contar de las batallas que lucharon. El señor Moffat y el doctor Livingstone se cuentan entre los que visitaban el hogar de Andrés III. Muchas veces se reunieron los niños para escuchar una carta recibida de uno de estos hombres. La mayoría de nosotros no vivimos en el camino donde viajan misioneros, pero tenemos biografías y otras opciones. La parte importante es poner el ejemplo de las vidas de los santos, vivos y muertos, ante nuestras familias. Hagamos lo que tenemos que hacer para que se pase esto.
Avivamiento
En el año 1860, una visitación del Espíritu Santo empezó en la iglesia de Andrés IV. Hubo un sonido del cielo como viento recio, que prevaleció sobre un grupo de jóvenes que estaban reunidos en tiempo para oración. Dios visitó esta iglesia y muchas otras mientras el fuego del avivamiento se esparcía. Esto es una cosa muy hermosa que aconteciera a un ministro joven, de 32 años, quien oraba por tal visitación por muchos años. En este punto de su vida, Andrés IV fue guiado a la hermosa vida llena del Espíritu, por la cual es tan conocido y amado hasta hoy en día. Pero, ¿Dónde empezó esto?
Andrés III tenía un ejercicio santo que a sí mismo se sometió cada viernes por la noche por casi 40 años. Todas las noches de los viernes, entró en su cuarto de estudio e invirtió horas leyendo historias de avivamientos pasados, y luego oró por avivamiento en su propia área. Recordaban muchas veces sus hijos de su papá llorando y gimiendo en oración por avivamiento en la iglesia. Aquí se sembraron las semillas en los corazones de los hijos. Aquí sus apetitos se estimulaban con el deseo que Dios viniera y obrara entre su pueblo otra vez. Muchas veces salió el padre de su cuarto, bien gozoso a leer a la familia una historia de una visitación de Dios por medio del Espíritu en alguna parte del mundo o en otra. Esta carga se pasó a los hijos, y ellos empezaron a orar mientras crecían estando en su hogar. Andrés III vio la respuesta a sus oraciones en sus últimos años, pues el Espíritu Santo se derramó en Sudáfrica al fin de su vida. Sus hijos y otros hombres llevaron su manto, y el fuego del avivamiento brillaba lejos. ¿Entendemos que pasó en esto? Hudson Taylor escuchaba a su papá orar con fervor por China, y Hudson plantó allí muchas iglesias. Juan Patton escuchaba a su padre gimiendo en su aposento por las gentes más allá, y Juan las ganó en multitudes. Y, escuchaba Andrés IV los gemidos de su padre por avivamiento, y Dios le levantó para que continúe esta carga por el avivamiento en todas partes del mundo por 150 años. ¿Qué anhelamos nosotros? ¿Qué ven y sienten los hijos de parte de nosotros? Lo tomarán y llevarán más allá de lo que podemos imaginar.
La Mamá de Andrés IV
Simplemente fue llamada <<mamá>>. Fue un nombre de amor para los niños. Aunque había un padre muy activo, es claro que esta mujer amada se ocupaba mucho en moldear a la familia. Su marido fue un ministro muy ocupado, y había tiempos cuando él no estaba en casa por unos días. ¿Se detuvo todo en el hogar cuando no estaba el papá? Sabemos que no era así. Mamá tomó en el hogar la parte de su marido ausente durante estos tiempos. Los domingos por la tarde cuando no estaba él, siempre enseñó a los hijos el Catecismo Corto. El día del Señor fue guardado estrictamente, y sólo se permitió un paseo en la huerta con la familia. No había juegos, ni carreras, ni subir a árboles en ese día; todos tuvieron que ir a la iglesia a escuchar la predicación de la palabra de Dios. Una de las hijas escribió, <<Ella nos enseñó a leer antes de estar al edad entrar la escuela, y los himnos y versos de la Biblia que aprendimos a sus rodillas han quedado en la mente por el resto de nuestra vida. >> En los primeros años cuando hallar una escuela era difícil, enseñó a los hijos en el hogar. ¡Oh!, La hermosura de un hogar bien balanceado por los dos padres trabajando unidos en criar una simiente piadosa sobre la tierra. ¿Cómo se puede medir su influencia? Parece que Susana era una ayuda idónea a su esposo, y que él era la cabeza y guía en el hogar. Señor, ¡Dale a la iglesia muchos más de este tipo de padres en los días venideros!
El Altar Familiar
En el hogar de los Murray tenían como práctica hacer un culto familiar. Parece que lo hicieron al igual que los puritanos primitivos. Eso era, mañana y tarde, mañana y tarde, mañana y tarde- cada día, habían tiempos de culto familiar dos veces por día . He dicho antes el cómo Susana sostenía esto en los tiempos de ausencia de su marido. Había, en los cultos familiares, largos tiempos de alabanza donde cantaba la familia con himnarios en idioma holandés e inglés. El padre fue un hombre de la Palabra, e invertía mucho tiempo enseñando y amonestando a la familia con la Biblia. Esto se hizo al amanecer, mientras estaban sentados en casa, mientras iban en el camino, y también al acostarse por la noche. Los hijos bien podían recordar a su papá andando de aquí para allá en el comedor después de cenar, explicando y diciendo un verso de las escrituras con unción y aplicación. Por esta práctica, muchos versos fueron puestos en los corazones de los niños. Decía los versos vez tras vez con fervor e intensidad, su cara expresaba emociones muy profundas. Al imaginarnos de esto, un hombre santo tan embebido en la Biblia que no puede quedarse sentado, nuestro corazón rebosa de gozo. ¡Qué Dios levante en nosotros padres llenos de celo y convicción, que no podamos quedarnos sentados, mientras exponemos la palabra a nuestras familias!
Memorias Preciosas
Al estudiar más de las familias cristianas del pasado, se aclara que tuvieron tiempos de diversiones familiares entre sí. El dibujo de un hogar que siempre es muy serio y nunca hay sonrisas no es un dibujo pío. El gozo del Señor es una potencia al hogar (Neh. 8:10), y un corazón alegre constituye buen remedio (Pro. 17:22). El hogar de Andrés Murray era así. La familia tuvo muchos buenos tiempos como una familia unida. Sí, vivieron lejos de la civilización, pero no se necesitan las mejores cosas materiales para tener un hogar alegre y feliz. Los niños tuvieron memorias de paseos con en el carruaje cuando su padre les hablaba y compartía algo interesante de la naturaleza o la geografía. Hay mucha sabiduría en el tener estos tiempos complacientes entre la familia, cuando fluye la charla bien. Jugaron el escondite los niños en el parte más bajo de la casa, y se escuchaba entre sus paredes los gritos de placer de los niños.
Cada cinco años toda la familia Murray hacía en carruaje el viaje de diez días a la Ciudad de El Cabo. Se le pueden llamar <<las vacaciones familiares>>. Este viaje se esperaba desde muchas semanas antes, y el gozo entre los niños casi no podía contenerse. ¿Parece igual a hoy, no? La excitación de los niños antes del viaje era casi igual a la del viaje mismo. Mucha preparación se necesitaba antes de salir. Por fin el gran día llegaba, todos se sentaban, sonaba el azote, se movieron las ruedas, y gritaron los niños de gozo al caminar los carruajes. Los encantaba a los niños, y tuvieron muchas memorias preciosas de estos viajes por el resto de sus vidas. Cantaban y charlaban entre la familia durante estos viajes, y nunca se perdieron los tiempos del culto familiar en los viajes.
¡Oh, el sencillo gozo de estar juntos como una familia! ¿Por qué son tan preciosos estos tiempos? No existían los parques de recreo, ni las motos, ni los televisores, ni las radios. Yo creo que hemos perdido lo más importante, y nos hemos conformado a algo inferior en cuanto a nuestras diversiones familiares. Los tiempos andando juntos, charlando, compartiendo nuestros corazones, y recordando lo pasado; estos son los tiempos en los que se hacen buenas memorias. No es el mirar el televisor, ni ir a los parques de recreo, ni el gastar mucho dinero en cosas lujosas. Tenemos que escoger con sabiduría nuestros tiempos familiares. Y, luego preguntémonos, ¿Esto me dará una oportunidad para acercarme a los corazones de mis hijos? Redimamos el tiempo, y ocupémoslo con sabiduría, porque malos son los días.
Conclusión
Este es el tipo de hogar que ha producido a muchos siervos del Señor Jesucristo. Andrés III y Susana pusieron el cimiento de muchas generaciones piadosas. No sabemos quién está en nuestros hogares. ¿Hay otro Andrés Murray, o Hudson Taylor, o Juan Wesley en nuestros hogares actualmente? No es para nosotros saber. Nuestra responsabilidad es estar fieles y poner en práctica los principios bíblicos como los que hemos estudiado, y otros más. Dios no tiene acepción de personas. Sí, lo sabemos en nuestras mentes, pero no en nuestros corazones. ¿Qué pasaría si una generación entera de padres y madres se levantaran en fe y confianza, obedeciendo al Señor y siguiendo sus caminos? Quizás te parece un sueño a ti, o como el idealismo. Pero, no puedo pensar más que eso pase es el anhelo de Dios. Por- D. Kenaston (traducido)
¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel!
En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, Y con miel de la peña les saciaría. (Sal. 81:13,14,16)